top of page

RALATOS CORTOS

Freás, 11 de Febrero de 2023

 

Mi abuela Aurora

Recuerdos de un niño

 

Cada mañana que podía y después del levantarme y vestirme hacia el mismo recorrido, de la casa de mis padres a la casa de mis abuelos, 50 metros de sendero entre las cepas de las viñas de la familia, ese recorrido conducía al desayuno que mi abuela Aurora me preparaba, en esa casa vivían mis abuelos y mi tía con su marido, yo, hijo, nieto y sobrino único solo era bien recibido por mi abuela, los demás pasaban de mi incluso creo que les molestaba mi presencia pero a mís 8 o 10 años me daba igual, yo iba por el cariño y el desayuno de mi abuela y digo el desayuno por qué después de muchos años aún tengo el recuerdo del sabor de aquel desayuno de lo más simple ya que solamente era leche recién ordeñada aquella misma mañana por mi abuela, hervida y servida en una taza de barro, ahumada por el fuego de aquella lareira donde colgada de una cadena encima del fuego la pota de leche, el secreto de aquel desayuno de leche blanca con pan era que mi abuela le añadía unos granos de sal gorda y la mezcla de la sal en la taza de barro ahumada le daban un sabor especial que aún hoy después de casi sesenta años aún recuerdo así como el cariño de mi abuela Auroral.

 

anton barros

Freás, 29 de Octubre de 2022

 

Mi invierno

 

Ya hace más de una semana que llueve sin parar y aquí en el campo no tenemos cafeterías para ir a tomar un café y pasar el rato aunque yo no lo echo de menos, tengo la compañía de Carmen y de vez en cuando nos juntamos con amigos en nuestra casa o en la de ellos y así se va pasando el invierno.

Me encantan estos días de lluvia en que solo salgo de casa para atender mis tres gallinas y recoger las naranjas que han caído durante la noche y así preparar un par de zumos.

En invierno tengo la sensación de que la vida vas más lenta, la vegetación entra en parada vegetativa y todo crece a cámara lenta las hojas de los arboles cambian de color desde el verde más intenso al siena más tostado pasando por amarillos y rojizos inundando así de color el paisaje hasta que la mayoría de los arboles quedan desnudos y todo esto lo tengo en mi ventana como si fuese una pantalla gigante de televisión en un programa de naturaleza, la vista no descansa aquí y todos los días hay algo diferente que me sorprende, el sonido de la lluvia al caer, el lento descenso de las gotas de lluvia  por el  cristal de la ventana, la carrera de dos nubes por llegar antes al horizonte o el gato empapado que acaba de entrar sacudiéndose el perlo mojado de la lluvia o el lento caer de la última hoja del manzano golden de Carmen además de las buenas tardes de sofá y manta con Max el gato amo de la casa encima mío.

A veces me abrigo para bajar al porche y sentarme a contemplar el horizonte mientras pienso en futuros proyectos, próximo cuadro, viaje o que obra de mejora puedo hacer yo mismo en la casa bien sea en el interior o en el jardín y huerto y así dándoles vueltas a la imaginación van pasando estos cortos días de luz pero largos de sueños.

Anton Barros

Freás 28 de Octubre de 2022        

 

Mis tontas preocupaciones        

 

Sentado en la comodidad de mi sofá escuchando el rítmico sonido del goteo de la bajante del tejado de mí casa en este ya corto y gris día de otoño en el que mi mente va a la misma  lenta velocidad  se viene a mi  pensamiento lo frágil que es la humanidad, hay quien dice que estamos en la sexta extinción y creo a mi pesar que quien así piensa esta por desgracia en lo cierto y si no fuese así creo que hay motivos suficientes para pensar que esto tal y como lo conocemos a no tardar se acaba para siempre.

Llevamos mucho tiempo maltratando el planeta, la contaminación es global, los plásticos nos sepultan y los gases nos asfixian y ningún gobierno parece que le importe, total el puesto de político tan bien pagado es lo que importa, ya arreglaran esto los que vengan después y así nos va, seguimos votando fielmente a los mismos oportunistas, como el que está acabando con la amazonia y sigue teniendo muchos votos como para ganar sus segundas elecciones, que poco nos importan nuestros hijos y nietos.

Pero que no nos importe la contaminación, pues antes que ella acabe con nosotros una guerra nuclear a nivel global acabara con esta civilización y no veo a ningún mandatario tratar de evitarlo pero seguiremos votando a los mismos.

Y si no es por nuestra culpa tenemos los meteoritos o tormentas solares que de hoy para mañana nos pueden convertir en pasado.

No sé si esto tiene solución pero después de votar siempre esta vez me planteo no perder el tiempo en hacerlo.

 

Anton Barros.

La señora Julia. 

 

Hoy al pasar por delante de esta casa después de que alguien cortaste la maleza que la tapaba me vino este recuerdo a la cabeza. 

 

En la planta baja de esta casa en ruinas estaba la bodega donde se elaboraba el vino que su propietaria vendería y bebería a largo del año y en esa bodega yo ganaría el primer dinero de mi vida, contaba yo diez años cuando me propuso la señora que era vecina nuestra pisar las uvas de la cosecha de ese año por cuyo trabajo me pagaría cien pesetas, aquella cantidad de dinero era para mi una fortuna y que con el permiso de mis padres acepté. 

Poco tiempo después esta casa se incendió con su propietaria la señora Julia dentro

Anton Barros

barrion viejo de... sobre canson de 24x32 cm.jpg

Parando el tiempo. 

 

Y llega un día en que te das cuenta que por mucho que te quedé de vida es poco tiempo. 

Lejos queda el día que por fin cumplí los 18 y me pude sacar el carnet de conducir, era mi meta, recuerdo que no me llegaba ese momento y que desgracia, el momento llegó, como si en un parpadeo hubiese pasado de los dieciocho a los 60,pero entretanto el tiempo me sobraba seguramente hasta lo desperdicie en ocasiones, mi irresponsabilidad, inmadurez, el pensar que la vida nunca se acabaría ni nada malo te pasaría, los jóvenes piensan que todo eso no va con ellos eso es cosa de los viejos y deben pensar que ya nacieron mayores, cuanta despreocupación por algo que te regalan el día que naces y no se puede comprar, naces con tu tiempo y se va gastando quieras tu o no. 

    Entonces llega un día y te das cuenta que por mucho que aún te quedé de tiempo ya es poco y tratas de aprovecharlo de forma inconsciente ralentizas tu vida para aprovecharla al máximo, conduces mucho más lento, te paras a disfrutar de cada momento incluso ya no disfrutas de una fría cerveza en verano sino que saboreas cada trago y los apuras para que te rinda más el momento, incluso algún día de verano madrugadas para ver el amanecer y así sea más largo el día, te quedas quieto mirando y disfrutando de vistas y momentos que antes pasaban desapercibidos, decía mi padre, "todo lo que viene ahora es regalado" cuanta razón.

 

Anton Barros

Erase una vez...parte I 

Érase una vez un niño de siete años recién llegado con sus padres de Venezuela, de la emigración donde sus padres habían trabajado y ahorrado lo suficiente para hacer su casa. 

Era el año 1964, habían llegado en barco al puerto de Vigo procedente de Maracaibo en Venezuela y venían cargados con todos aquellos enseres que pudieron traer. 

Venían de una ciudad moderna, muy yankee, en su casa había televisión, baño completo, agua caliente y donde merendaba cereales viendo los dibujos animados en la TV, pero el niño llegó a una aldea de la Galicia profunda donde aún acababan de poner electricidad, en el pueblo nadie tenía televisión, las calles eran caminos de barro o polvo dependiendo de la estación y el wc estaba en la finca aledaña a la casa, era  un foso cerrado perimetralmente con unos sacos para dar "privacidad" a quien de ese foso necesitaba, la casa oscura con poca ventilación, tenía dos plantas, la baja donde estaba la bodega y las cuadras de cerdos y vacas, con una lareira anexa  donde se ahumaban los chorizo cuando era tiempo de matanza y también se le cocinaba a los cerdos, la planta alta era la vivienda, cocina y una especie de sala distribuidora desde donde se accedía a las habitaciones. 

El cambio para el niño era brutal pero en su optimismo genético nunca le quedó grabado como una mala etapa sino que como haría a lo largo de su vida lo asumió, lo vivió y lo disfruto a su manera salvo por una pequeña o gran decepción. 

En la casa vivía un tío del niño al que un chico de 16 o 17 años de nombre Modesto le ayudaba en las labores del campo. 

Un día la madre del niño lo llama y le dice, vete con Modesto a recoger piñas así aprendes para ir tú en otra ocasión. 

El niño feliz, desde que había salido de Venezuela no había vuelto a comer piña ni mango que eran de las frutas que más le gustaban y me fui con Modesto a por piñas, ese día se le grabó para siempre, la boca se le hacía agua mientras caminaban por aquellos caminos, solo se veían pinos, robles algún castaño pero de las ricas y jugosas piñas nada de nada. Y llegaron aún lugar donde Modesto se agachó y recogió unas cosas de madera que él no conocía y las metía en el saco, entonces le preguntó a Modesto que cuándo iríamos a por las piñas y el con cara de asombro no sabiendo qué pensar de mi pregunta me dijo que aquello que recogía eran las piñas.

Anton Barros

 

Érase una vez…parte II

 

Superada rápidamente mi frustración por el detalle de la piña venezolana y la gallega llegó la segunda de las frustraciones que a mí corta edad no podía entender. 

 

Mi llegada de Venezuela fue como digo en la parte primera con 7 años donde pasé del día a la noche en 21 días que duró la travesía por Atlántico, llegué en verano por lo que en Septiembre empezaba el colegio, que estaba en el pueblo de al lado. 

Pasaron los días y yo saltaba de una experiencia a otra y así se fueron consumiendo los largos días de verano de aquel año, yo estaba muy ilusionado ya que llegaba el día de una nueva experiencia y de las más importantes, empezaba el curso en la pequeña escuela del pueblo vecino, una edificación de bajo y planta, el bajo lo aprovechaba un vecino para sus herramientas y como almacén de productos que cosechaba en sus tierras, la planta alta era la escuela, se accedía por una escalera exterior de piedra muy vieja gastada de forma irregular por las pisadas a lo largo de muchos años, la escalera llegaba a un balcón con sueldo y barandilla de madera todo muy viejo, desde donde se accedía  a la clase, una habitación diáfana cuyas paredes eran de fría piedra y suelo de tablones de madera ya muy gastada con pupitres que ya habían aguantado muchos culos de otros niños. 

Me hacía ilusión empezar y ver allí a alguno de mis amigos y a otros niños que no conocía, el día antes me costó mucho dormir imaginando lo bien que me lo pasaría en el recreo y del camino de ida y de vuelta con mis compañeros. 

Me levanté sin rechistar, estaba nervioso, llevaba solamente una pizarra con su bonito marco de madera y su pizarrín colgado a un lado con un cordel delgado. 

Uno de los  niños me pego un grito desde el camino que pasaba por delante de mí casa para que bajase que ya era hora de irnos, bajé lo salude y nos fuimos al colegio, al llegar y antes de entrar conocí algún chico más y ya enseguida la profesora nos llamó, se llamaba doña Carmen y tenía un aspecto que para mí era muy siniestro. 

Doña Carmen vestía de luto riguroso de edad incalculable, su rostro expresaba amargura y un mal humor que parecía crónico y llena arrugas, más tarde me enteré de que su marido e hijo habían muerto, se sentaba en una mesa al lado de la puerta frente a nosotros con lo que sí la puerta estaba abierta con la claridad casi no la veíamos. 

Pasó media mañana, tocaba recreo y de paso el que necesitase aliviar la vejiga tenía que hacerlo contra un muro en el patio de la casa escuela, otra experiencia más para el que venía de todas las comodidades. 

Volvimos del recreo y mi memoria no logra recordar el motivo pero salí a la pizarra y lo que recuerdo es que doña Carmen me dio un guantazo en toda la cara, me tambalee y caí al suelo, no estaba entendiendo nada, por qué me había pegado, por qué no me podía levantar, aunque hoy lo pienso y creo que la vergüenza, la frustración y la impotencia me lo impedían, una vez recuperado y ya sentado en mi pupitre me seguí preguntando, por qué? 

Ahí dejó de gustarme el colegio, unos pocos años más tarde esta violencia educativa se repetiría en otro colegio y con dos profesores diferentes. 

Soy de la última generación  de "la letra con sangre entra".

 

Anton Barros

La última generación. 

 

Pertenezco a la última generación de niños de la Galicia profunda, de la aldea, cuando toda Galicia era profunda, sin casi comunicaciones con el resto del mundo, aislados de todo y de todos, la Galicia de los zuecos y las botas de goma porque cuando yo era niño, en mi pueblo, no había calles asfaltadas y los inviernos eran más fríos y lluviosos que dejaban los caminos llenos de barro y charcos que si salías por la noche necesitabas un farol o una linterna en el mejor de los casos, pertenezco a la última generación de los niños que teníamos que sacar las vacas a pastar, tarea aburrida que me creo el hábito de leer para pasar el rato imaginando aquel vaquero de las novelas de bolsillo de Marcial Lafuente Estafania. 

Recuerdo que ir el 16 o 30 de mes a la feria era  como una fiesta ya que comería pulpo y alguna chuche caería, era un acontecimiento pues ponía la ropa de los domingos y eso era cosa sería. 

Estos recuerdos me vienen a la cabeza cada vez que me siento en el porche de la casa donde crecí, supongo que porque me hago mayor y funciona mejor la memoria lejana que la reciente, cosas de las neuronas. 

Soy de la generación que más cambios ha visto y vivido, de no haber teléfono en mi pueblo a tener el móvil en el tractor por si te llama alguien, de no llegar el periódico a tener portátil con google, soy de la última generación del pasado y de la primera del futuro. 

 

Anton Barros

El ultimo autobús

Como todos los viernes volvía a casa después de estar toda la semana en la ciudad estudiando, la única diferencia es que esta semana me iba en el último autobús del día por lo que llegaría a la parada donde me bajaba ya en plena noche y lo hacía por primera vez a esas horas. 

El viaje en autobús aunque solo eran 20 km duraba unos cuarenta y cinco minutos, las carreteras eran otras muy diferentes y una multitud de paradas hacían que fuese un viaje lento, en mi mochila además de los libros y la ropa sucia siempre llevaba una linterna por si algún día tenía que venir a esa hora así que una vez sentado me impaciente por revisar la mochila en busca de la linterna porque desde la parada a mi casa eran dos km por una pista de tierra y por medio de un bosque de pinos a la izquierda y robles a la derecha por el que bajaba en paralelo un pequeño arroyo, sentado ya en el autobús me empecé a sentirme incómodo, nervioso, con miedo, a mis 17 años recién cumplidos ni era adolescente ni era hombre, vamos, que estaba muerto de miedo por la caminata nocturna que me esperaba. 

El viaje se me estaba haciendo raro, tenía prisa por llegar y quitarme este problema de encima lo antes posible y al mismo tiempo no quería llegar para no enfrentarme a mis miedos, el tiempo fue transcurriendo y la llegada a mi paraba estaba próxima, en el bus quedábamos cuatro personas y miré a ver si reconocía a alguien de mi pueblo y así tener compañero de viaje, pero no había nadie y no me quedaba otra que subir los dos km más angustiosos de mi vida hasta ese día. 

Y llegó el momento que tanto ansiaba pasar pero que no quería que llegase. 

Me bajé del autobús y de repente pase de  la tenue luz del autobús a la total oscuridad de una noche de invierno con la Luna en fase casi nueva y tapada en aquel momento por unas nubes que parecía que me querían acompañar. Inicie el camino por el arcén de la nacional hasta llegar al inicio de la pista de tierra que me conduciría a mi pueblo, llevaba la linterna encendida en la mano ya no sólo por ver sino que como seguridad ante algún coche que por la nacional circulase en aquel momento, al llegar al cruce donde la pista se iniciaba empecé la subida al pueblo, iban a ser los dos km más largos de mi vida. 

Comencé la ascensión con la linterna encendida y la cabeza no hacía más que pensar en peligros, mi paso era rápido, mis ganas de llegar no me permitían ir a un ritmo lento entonces la idea de que alguien me podía seguir asomo y rápidamente apague la linterna, con ella encendida podían saber dónde estaba así que a caminar a oscuras, podía distinguir la pista por su color claro en medio de las sombras de la noche y del propio bosque, una vez superado este miedo me quedó espacio en mi mente para pensar en la última historia que había escuchado en el bar del pueblo donde alguien que no recuerdo decía que había lobos en la zona, nunca nadie del pueblo había visto uno, y que podías saber que alguno estaba cerca por que se erizaba el vello del cuerpo. 

Con estos pensamientos llegue a la mitad del camino y empezaba la zona más boscosa del camino y con ella más miedo, oía ruidos entre los árboles o eso me parecía, sentía los lobos a mi alrededor y el vello de los brazos se me erizaba, con estos sonidos y sensaciones llegue a la iglesia del pueblo y su cementerio, pase a su lado deprisa y sin mirar hacia las tumbas, no quería también ver lo que no había y por fin llegué a mi casa. 

Ese día ni dejé de ser un adolescente ni me hice hombre pero si pase mucho miedo. 

 

Antón Barros

_____________________________________

Como cambiaron las cosas...

Era principios de verano de 1977, yo tenía 19 años y hacia algo menos de un año que disfrutaba de mi primer trabajo como dibujante técnico en una empresa de estructuras metálicas, tenía novia desde antes de acabar  mis estudios, ya tenía mi carnet de conducir y un Seat 600 de segunda mano que me había regalado mi padre, se puede decir sin lugar a dudas que estaba en un gran momento de mi vida, lo tenía todo, hasta un sueldo decente para un tio soltero que tenía pocos gastos.

Y llegaron las primeras vacaciones que tenía en estas circunstancias que os acabo de contar, Carmen mi novia, se marchaba a pasar un mes a playa América en Nigran y yo no me veía todo ese mes solo en Ourense así que decidí que habiendo un camping al lado de donde ella se pasaría las vacaciones yo me iría también, para lo cual debía equiparme mínimamente para 25 días de camping que era las vacaciones que tenía.

Por esa época en Ourense debía haber una sola tienda de deportes y dos donde pudiese preguntar por útiles de camping y en una de ellas y que todo el mundo de aquí conoce era la Región, tienda que ha cambiado mucho a lo largo de los años incluso de emplazamiento. En esta tienda trabajaba un amigo mío que me dijo que ellos me podían pedir la tienda, porque en existencia no había ya que era raro vender una, por lo que me pasé por allí para ver en catalogo lo que había y lo que había en 1977 era muy poca cosa, único modelo tienda canadiense de diferentes tamaños.

Como yo soy de pueblo elegí una de las grandes de seis plazas y de 1.70 m de alto en el medio y eso que en principio iba ir solo.

Pregunto el precio y me dicen que 14.000 pts., medre mía, yo quería un tienda no un chalet en primera línea de playa, que mi sueldo es de 11.000 pts.,  imagínate hoy que la tienda te vale más que el sueldo de un mes !.

Yo no quería pasarme las vacaciones lejos de Carmen así que les pregunto si podía pagarla a plazos y al decirme que si respiro tranquilo, me iré a dónde está mi novia y me pasaré las vacaciones con ella igual que los cuarenta años siguientes, de momento.

 

Antón Barros

_____________________________________

No puedo

 

No puedo con los que te hablan pegando su  cara a la tuya con el riesgo de una inundación de perdigones en pleno rostro y menos ahora con el covid.

No puedo con los que no deja  hablar a los demás porque ellos lo saben todo y han tenido experiencias mejores que las que te han pasado a ti. No puedo con ellos.

No puedo con los que en el ascensor dejan un recuerdo en el aire mezcla de o'desobac y colonia.

No puedo con los fumadores que tiran el paquete vacío al suelo.

No puedo con l@s pij@s que parece que ellos no cagan.

No puedo con los que se creen superiores.

No puedo con la nueva esclavitud...trabajadores que no cobran para poder pagar lo básico y lo peor es que lo ampara la ley de estos políticos que tenemos y a los que le hemos dado la mayoría absoluta, espero que eso cambien en las próximas elecciones.

No puedo con los listillos.

Aquí hago un alto en el camino, hay más pero tengo miedo de acabar no pudiendo  conmigo.

 

Antón Barros

_____________________________________

Una persona una historia

 

Son la 8 de la mañana de un sábado cualquiera, estoy en la galería de la sala de estar para pacientes de la 7a planta del hospital mirando el ambiente que hay y la pinta que tiene el día, no pasa casi nadie, un coche de vez en cuando y una qué otra persona, el día triste, nublado oscuro pero no llueve, tengo la mente casi en blanco de lo anodino del día, ni pienso, me da pereza, las horas aquí son de 120 minutos, solo te queda ver la tele (vaya mierda) o irte a la galería de la sala de estar, ver lo que hay fuera y usar la imaginación, pero hoy ni de eso tengo ganas pensando en que el lunes podré sentarme a gusto en el retrete gris claro de mi preciosa casa.

 


  Justo frente a mi galería sentada en un banco, esta una chica, no más de 30 años, media melena morena y lisa, pantalón vaquero ajustado y un suéter rojo, se levanta, apura un cigarrillo dando caladas cortas y continuas, estaba nerviosa, parecía que algo importante le estaba pasando, tira el cigarrillo y lo apaga con cierta violencia con los zapatos planos rojos que llevaba puestos, mira a su alrededor, el reloj y el móvil, da una vuelta alrededor de sí misma como echando una última mirada o todos lados y se vuelve a sentar con una sensación de derrota y de frustración y que todos los planes que tenia y se han frustrado.
Enciende un último cigarrillo y coge el móvil para hacer una llamada, pero cuando le faltaba por pulsar el ultimo numero cuelga y tira el móvil dentro del bolso como si nunca más lo pensase utilizar, derrotada y abatida, apaga el cigarrillo, se coloca el suéter, se echa el pelo hacia atrás, cierra el bolso y....

 

 

   Por detrás de ella, unas manos cálidas le tapa los ojos, y le da un beso mejilla.


Cuando se ella se vuelve, todo cambia en su cara, se dan de la mano y se van.

Salió el sol, el cielo se puso azul y yo empecé a usar mi imaginación.

Antón Barros

_____________________________________

Mi tierra...

 

 

El otoño ya está avanzado y el invierno llama a la puerta, tiempo triste o melancólico dependiendo de quién opine, yo lo veo melancólico y reflexivo de días grises y difuminados por las nieblas y las nubes bajas acariciando las cumbres, que invita a la reflexión y a la meditación en el calor del hogar, las horas son largas, los días muy cortos y las noches eternas, son muchas las horas que en invierno hay que vivir con el pensamiento a pleno rendimiento, al que hay que dar un buen uso para no caer en el pozo de la tristeza o peor aún, en el de la depresión.

 

Tiempo para recapacitar y mirar atrás, pensar en los errores y aprender de ellos para no repetirlos en el futuro, acompañado de una humeante taza de café, con las piernas bajo la mesa camilla y el álbum de fotos abierto por las últimas vacaciones con Carmen cuando nos fuimos por el sureste de Marruecos donde nos adentramos en un mar de dunas cual olas de arena, donde es imposible elegir entre el amanecer o atardecer donde el sol te acaricia con cariño después o antes de un abrasador día, nada que se parezca a los días grises que ahora tocan vivir aquí, días grises que luego se transformaran en impresionantes paisajes verdes sin los que yo no podría vivir y que se terminan dónde empieza el azul del mar Atlántico dibujando una perfecta línea a lo largo de esta recortada e intrincada costa por donde entran casi todos las nubes, llorando en forma de lluvia, empapando todo, dejando este oro llamada agua, causante de las infinitas tonalidades verdes de este mi país, Galicia.

 

Pero no os dejéis engañar por este color de luz invernal, nada tiene que ver con el carácter de sus habitantes, no encontrareis lugar alguno donde desde el comienzo de la primavera y hasta bien entrado el otoño no hay fin de semana que no se celebré una fiesta en algún lugar de esta suave y amable geografía cruzada por mil ríos y cauces que recogen las lluvias y las devuelven al mar para así continuar con el ciclo.

 

Tierra de fiestas dedicadas conjuntamente a santos, platos típicos, vinos y licores por lo que cuando los días grises tocan a su fin, empieza la fiesta permanente del verano con sus claros y soldados días intercalando otros de lluvia que provocan una explosión de crecimiento de la naturaleza así como su intensidad de color.

 

Tierra de playas hermosas de finas arenas con la vegetación casi al borde del mar, chiringuitos de sabrosos platos costeros a precios razonables.

 

Tierra de gente amable siempre dispuesta con los visitantes.

 

Tierra de preciosos cascos antiguos construidos en piedra que al recorrerlos por sus tascas de vinos y tapas, es imposible no imaginar el ajetreo de gentes de otra época muy lejana.

 

Tierra de balnearios y termas, antiguas casas convertidas en posadas rurales de encanto indiscutible en zonas de impresionante belleza natural.

 

 

 

Tierra de peregrinaje a la tumba del apóstol Santiago donde el camino puede cambiar tu forma de ver la vida o reconciliarte contigo mismo.

 

Tierra de meigas y santa compaña, de pócimas y conjuros en días en que la niebla abraza a todo el que sale fuera de casa y se adentra en algún bosque en la hora en que no es día ni noche, si sales, no mires atrás.

 

Tierra de Castelao, Rosalía de Castro y muchos otros escritores, pintores....

 

Así es mi tierra, Galicia, donde nací, de donde me fui y a donde he vuelto y donde quiero que esparzan algún lejano día mis cenizas al viento.

 

 

Antón Barros

_____________________________________

El pozo. 

 

Levanté la pesada tapa de chapa de hierro pintada de marrón que cubre el pozo donde tantas veces mi madre me había mandado a por agua, tiene un arco también metálico de donde cuelga la roldana con la que se suben los cubos de agua atados con una gruesa cuerda de cañamo para poder agarrar con firmeza el pesado cubo lleno de cristalina y frescos agua que invita a beber y mojar la cara en los días de calor como hoy. 

Me asome para ver el interior, estaba tal y como lo recordaba ni un mínimo cambio en cuarenta y cinco años y allí estaba la superficie del agua con su ligero movimiento ondulante debido a la caída de unas gotas de la tapa creadas por la condensación, ese movimiento me produjo un ligero estado de hipnosis que me llevó cuarenta y cinco años atrás. 

Allí estaba mi padre un día caluroso del mes de julio mirando y situando el lugar donde íbamos él y yo empezar a escabar el pozo que suministraría de agua la casa que el con sus manos acababa de construir, nuestra nueva y definitiva casa. 

Es un gran recuerdo ya que fue el primer trabajo serio en el que colabore con el mano a mano en su construcción y que hoy recuerdo cada vez que levanto la pesada tapa de chapa de hierro marrón. 

 

Antón Barros

_____________________________________

El amijo

 

El relato que voy a contar es real, una corta historia de una persona de la que ni siquiera llegué a conocer su nombre.

 

Viviendo al borde del más allá.

 

Un día dando un paseo por el parque que hay al inicio de mi calle y que linda con el cementerio, divididos ambos por un muro de piedra y las paredes posteriores de los panteones vi como un hombre se metía entre unos setos altos y desaparecía por allí, no le di más importancia y supuse que quizás tenía un apretón en la vejiga y se escondía para aliviarse.

Pasó el tiempo, empezó un nuevo curso escolar y todos los días recogía a Tirso en el colegio y nos subíamos a casa en el autobús de las 14 horas.

Un día dos paradas más adelante se sube un hombre, se veía que había sido un tío alto y fuerte, aún seguía siendo, 1,80 o 1,85 de alto, no muy mal vestido pero casi  se adivinaba su indigencia, pelo desaliñado pero ropa decente y enseguida me di cuenta, era el hombre que un día había visto en el parque escondiéndose, no sé por qué pero enseguida pensé que donde él se había escondido en el parque debía ser su residencia, seguramente con unos palos y unos cartones.

Desde ese día coincidimos en el autobús de las 14 h. hasta el punto que nos hablábamos y hacíamos comentarios y siempre se despedía de Tirso con un “adiós amijo”

Él tenía su medio de vida en la Av. de la Habana al lado de la puerta del supermercado donde pasaba toda la mañana con un vasito de cartón en la mano para quien quisiese depositar una moneda, supongo que lo poco que recaudaba se le iba casi todo en tabaco, alguna vez que me coincidía pasar por allí le dejaba también

unas monedas ya que ahora yo intuía su pobre vida y quería colaborar en aliviarla.

Y así pasaron dos cursos, en los que coincidimos en el autobús de las 14 h. Tirso, él y yo, algunas veces se le veía bien y otras no tanto y algunas en el bar de mi calle, supongo que ahogando las penas con un vaso de vino barato.

Nunca supe si tenía familia o no ni tan siquiera le llegué a preguntar su nombre.

Un día leyendo el periódico de la ciudad veo una noticia y el corazón se me volcó “un hombre había aparecido muerto en el cementerio y todo apuntaba a causas naturales”  en la foto se veía el muro que separa en parque del cementerio y un panteón a medio hacer, era el hogar de nuestro “AMIJO”

Tirso tiene 6 años y no me pareció oportuno explicarle la desaparición de nuestro compañero de autobús, es pequeño y se le olvidará.

Que el universo lo tenga en un lugar agradable.

 

Antón Barros

_____________________________________

A mi espalda

María sale del portal de su casa, se dirige al centro de la ciudad para hacer un par de recados y después irse de tiendas a ver si encuentra algo bueno, bonito y barato en las rebajas,  justo cuando pone el pie en la acera ve que un hombre de más o menos su edad está como a 4 metros de ella y va en su misma dirección lo que significa que por un rato lo tendrá a su espalda y eso la hace sentirse incomoda.

María inicia su recorrido de camino al centro escuchando los pasos del hombre que tiene detrás, cada vez se siente más incómoda y se está poniendo nerviosa y en este trayecto no hay ni escaparates donde poder pararse y mirar para dar tiempo a que el hombre que tiene detrás la adelante, acelera el paso pero el hombre  sigue detrás, se frena un poco pero el hombre no la adelanta, cada vez María está más nerviosa y lo peor es que no da con una solución más o menos disimulada para sacárselo de encima.

Después de pensarlo se le ocurre que podía pegar un frenazo a su caminar y girarse como que se ha olvidado algo y  volver atrás, pero corre el riesgo de que si él está demasiado cerca de ella pueda producirse un choque de trenes. Le va dando vueltas al tema y empieza a estar harta de sentirse observada, aunque pensándolo bien,  que tiene de malo que me mire el culo pues que yo sepa está de buen ver, dejemos que me mire  y disfrute mientras pueda aunque él tampoco está nada mal yo creo que la idea de girarme y chocar no está nada mal pero dándole otro sentido al choque, me imagino girándome y el muy sorprendido por mi cambio brusco de sentido de la marcha intenta por todos los medios frenar antes de caerse encima mía y echarme sus manos para que con el tropezón no me vaya al suelo, seguro que después de pedirme mil disculpas me dirá que si tengo tiempo para un café y con tal motivo me pedirá mi número de teléfono y quedaremos para un día de estos irnos los dos de cena.

No lo pienso más, me paro en seco, me giro y....coño, donde se metió este tío?

 

Antón Barros

_____________________________________

Una noche de hospital.


Oigo mi nombre en la lejanía, Antonio,... Antonio, de repente una luz cegadora me hace dar un salto.
  Joder, estaba en mi cama del hospital donde no había pegado ojo en toda la puta noche y ya estaban las chicas de la limpieza, que ahora ya sé por qué llevan mopas y no es por limpiar, es para defenderse de los que como yo no pegan ojo en toda la puta noche por la sinfonía de ronquidos, siempre en re mayor, de mi compañero de habitación Germán.
  Germán es un tío como no hay muchos, (mi padre es otro tío así que merecen una estatua) que con sus 89 años, tiene una lucidez que te cagas y aun conduce, pero claro, algunas cosas van fallando, que coño, ya me fallan a mí con 35 años menos que él.

 

Germán se ha pasado cuatro pueblos...roncando, no conduciendo, aunque con el empeño que le ponía podía mover las turbinas del embalse de Velle.
A las 2,30 de la madruga yo disfrutaba de un reparador sueño sin mis cólicos cuando de repente un tsunami de interior, seco, sin agua movió mi cama, edemas fue un ronquido de los que yo llamo de repetición, que por si no lo has oído bien tienes una repetición rápida y en sensourraum.
De repente me veo sentado en mi cama y los ojos como platos de sargadelos, entre blancos y azules buscando el origen de semejante temblor y ruido.
Descubierto el origen de aquel fin del mundo, decidí tener paciencia y empecé por acostarme sobre mi lado derecho porque así me quedaba tapado el oído por el que aun oigo algo y dejar el oído inútil para así amortiguar aquellos martillazos...tonto de mi si creía que había dado con la solución.
Harto y totalmente despierto decido irme a dormir a la sala de estar pero me encuentro a otro paciente que por motivos idénticos a los míos se me había adelantado y esto podéis creerme me causa un gran dilema y este es... "Me quedo a dormir aquí o no me quedo".
Este dilema se me crea por mi fama de roncador, si me quedo y ronco, ese tío me mata con el poste donde tiene colgado el suero y si no me quedo ya sé lo que haré, toda la noche en mi cama haciendo ese ruidito con la boca que se le hace a los perros para que se larguen, como se escribe?....eck eck eck ..., más o menos, sé que me entendéis y también sé que el que lea esto e ingrese algún día en un hospital público tendrá a bien acordarse de mí.

 

No sé que me jode más, que Germán no me haya dejado dormir o que ronque más que yo.

Antón Barros

_____________________________________

Reflexiones

¿Os habéis parado a pensar en lo largo o corto que puede hacerse un mes?, que tiene 30 días tanto para lo bueno como para lo malo, pero dependiendo para que, parece que tiene más o menos días.

Estaréis seguramente de acuerdo conmigo, la mayoría, en que cuando se trata de pagar facturas el mes no tiene treinta días, parece que tiene solo una semana, es increíble lo rápido que pasa el mes, tienes la sensación de que pagas facturas  cada semana pero por el contrario para cobrar el sueldo el mes se hace eterno, es increíble pero cierto, creo que a esto se le llama una paradoja, aunque yo le llamaría una putada, trabajar todo el puto mes como un carbron con el culo cagado por el miedo a perder esta mierda de trabajo que ni siquiera te da para pagar las facturas básicas para poder vivir con un mínimo de dignidad, pendiente de que si te echan tengas lo suficiente cotizado para cobrar una mierda de prestación que al poco tiempo te la reducen lo suficiente para ahogarte lo antes posible y que no sabrás como mantener la agobiante vida que ahora mismo tienes con esta mierda de curro, reflexionad y si la vida os sonríe y no es vuestro caso, pensad en que hoy la gran mayoría esta jodida por lo que pensaros bien a quien votáis en las próximas elecciones, no penséis en colores ni en izquierdas ni derechas, reflexionad por favor y actuad en consecuencia, seguro que sabréis hacerlo lo más adecuadamente para tratar de vivir un poquito mejor todos y cuidaros.

 

Antón Barros

_____________________________________

Un percance curioso

 

Estamos pasando una semana de playa y camping Carmen y yo en Vilanova de Arousa, en uno que está situado al lado del puente que une la península con la isla de Arousa.

Normalmente pasamos el tiempo entre la playa que tenemos delante del camping y la piscina de este y cuando decidimos coger el coche e ir a comer, cenar o simplemente dar una vuelta tratamos de ir a lugares diferentes y conocerlos y hoy le tocó a la Illa de Arousa.

Salimos del camping y nos dirigimos al puente que nos lleva a la isla, sigo las indicaciones de centro urbano, como en casi todos los pueblos marineros de Galicia, el centro urbano así como el casco antiguo del pueblo están con el puerto pesquero, calles sinuosas y estrechas, muchas veces de dirección única y que cuando no es así cuesta cruzarse con otros  vehículos por la estrechez de estas.

Llego a un cruce en forma de Y, tengo un stop, paro y miro, por mi derecha viene un Nissan qashqai y espero y cuando este llega a mi altura se para dejando muy poco espacio para que yo pase, me arreglo como puedo y paso y al estar a su altura siento un pitido de un coche y rápidamente pienso que es el que me quiere decir que voy por dirección prohibida,  paro y hago ademan de dar marcha atrás para salir de allí  y en ese  momento  este hombre arranca y se pone a mi izquierda y yo aprovechando que está a mi lado intento preguntarle si voy bien y en el momento en que voy a hacerlo el tío de forma muy violenta me dice " tú de qué vas , y repite, tú de qué vas " yo entre cortado y acojonado no digo nada, meto primera a mi coche y me voy de allí. Tengo que decir que íbamos en un pequeño descapotable, no sé si esto pudo influir en la reacción de este elemento que ya debía venir caliente de algún sitio.

Espero y deseo que sea una excepción pero la verdad es que no me han quedado ganas de volver allí.

 

Antón Barros

_____________________________________

La matanza

 

Soy hijo único, para lo bueno y para lo malo y entre lo malo esta ayudar en las labores del campo y he de decir que nunca me han gustado.
Entre estas labores esta la matanza, todos los años a primeros de diciembre tocaba matar a los dos pobres incautos que más que comida a mí me parecían dos animales de compañía por el tiempo que ya llevaban criándose en casa.
Todos los años era un sufrimiento para mí lo que para la mayoría era una fiesta.
Era el único día del año en el que me tomaba una copa de licor de café por la mañana, mejor dicho dos copas, una antes y otra después de darle pasaporte al gorrino de turno, antes para infundirme valor y después para quitarme el mal cuerpo que me quedaba, pobres bichos, en su corta vida no hacen más que comer y engordar y hasta recibir cariño, porque los crían con cariño para luego en Diciembre ser condenados a muerte sin un juicio justo y encima con un sistema de ejecución brutal, nunca me ha gustado esto y me declaro anti matanzas, pero también he de decir que un año casi me muero yo y no el cerdo, os cuento.
Mi padre ha sido un buen profesional en lo suyo pero llegado a cierta edad se convirtió en un gran inventor de chapuzas, tratando de hacer lo ya inventado.
Alguna gente se compraba unas pinzas eléctricas que se le ponían al cerdo en el cuello para darle una descarga eléctrica y aturdirlo y acto seguido lo mataban de la forma tradicional, clavándole el cuchillo y desangrándolo a no ser que el cerdo fuese afortunado y el cuchillo le tocase el corazón y la muerte fuese instantánea.
Mi padre se inventó su propio descargador de corriente con el palo de una escoba en cuyo extremo le ato un enchufe macho normal y el cable, problema del invento? Que cuando tocabas el cerdo las dos clavijas del enchufe no hacían contacto al mismo tiempo y no había descarga, imaginaros la situación el tenia agarrado al cerdo por el cuello con una cuerda y yo con el palo de la escoba con el enchufe en la punta corriendo detrás, porque el cerdo no es gilipollas y no se paraba quieto, intentando darle la descarga y no había forma. Ese año estaba mi cuñado en la faena y nos miraba descojonándose de risa, pobre no sabía lo que le venía encima.
Harto de ver que no éramos capaces de darle la descarga al cerdo se le encendió la bombilla y sin decir nada decidió echar una mano, si, si, echo una mano al rabo del cerdo para sujetarlo en el mismo momento en que yo aplicaba el invento de mi padre para darle la descarga al cerdo, madre mía! Yo no sabía que hacer después de ver como casi dejo al cerdo aturdido y a mi cuñado volando por los aires después de compartir con el cerdo la descarga que le mande a los dos, casi me muero...el cerdo corriendo por el patio como diciendo, vaya trío de idiotas, mi padre tratando de coger la cuerda con la que sujetaba al cerdo y yo tirado por el duelo muerto de risa sin dejar de ver la imagen de mi cuñado al coger el rabo del cerdo electrificado.
Ese año compenso todos los malos ratos de las matanzas anteriores, aun hoy escribiendo este recuerdo no dejo de descojonarme de risa.

Antón Barros

_____________________________________

LA ABURRIDA VIDA DE UN JUBILADO

Cuando ya todos en la empresa en la que yo trabajaba sabían que dejaba mi puesto en ella por motivos físicos mas que de salud, ya que un inoportuno accidente de tráfico me dejo piernas y columna tocadas de por vida y que yo sabía que a cada paso estaría peor, llegaban los típicos cometarios de siempre...y que vas hacer con tanto tiempo libre...te vas aburrir...volverás al trabajo...hay hasta quien se deprime...al bar todo el día...

  

   Toda mi vida he deseado, supongo que como todo el mundo, que por las mañanas no sonase el puñetero despertador y poder dormir hasta la hora que me diese la gana, sin preocuparme de llegar tarde al curro ni ir pensando por el camino en que escusa iba dar.

   Desde muy pequeño he querido dedicarme a la pintura pero cuando empezaba a ser adulto me case y fui padre y eso es incompatible con la pintura, o pintas o trabajas para alimentar a tus hijos, así pues mis deseos de pintar quedaron aparcados en un cajón de un mueble ficticio que pensé que nunca se volvería abrir y mira tú por donde el puto accidente de tráfico al final aun va a poder sacársele algo bueno ya que es el causante de mi desgraciado tiempo libre a tan temprana edad.

    Y qué decir de la fotografía que nunca he podido practicar por la misma falta de tiempo y de equipo, siempre pensé que para mí la pintura y la fotografía iban unidas, fotografiar y después pintar y por si fuese poco descubro gracias a un ingreso hospitalario que me encanta escribir y sí, soy consciente de que en nada seré un genio pero nadie me podrá quitar la enorme satisfacción que me produce crear textos, pinturas o retratar situaciones que ahí quedaran en mi disco duro para que mis nietos se animen a ser creativos como lo está siendo su abuelo.

   ¿Quién me preguntaba que iba hacer con tanto tiempo libre?  Mi problema es que no tengo tiempo para todo, muchas veces me digo a mi mismo que debería madrugar más, pero al momento me contesto que estoy prematuramente jubilado y dormir hasta más tarde que antes también es uno de mis hobbies y que estar de vez en cuándo tirado todo un día pensando, viendo la tele, leyendo o simplemente dejando que el tiempo vaya resbalando suavemente es una gran terapia mental siempre y cuando los pensamientos erróneos no te dominen.

   En este momento tengo tanta creación por llevar a cabo que no sé por dónde empezar todo lo que tengo en mente me hace tanta ilusión que no sé a cuál dar preferencia  ya que tengo un cuadro empezado y también estoy escribiendo la experiencia de mi viaje con Carmen por  Marruecos y el Sahara y por si eso fuese poco he creado dos páginas web que su trabajo me dan para poder mantener actualizadas con mis trabajo.

   No puedo entender que alguien me diga que se aburre o que no tiene nada que hacer y se pasa el día metido en un bar jugando a las cartas o bien tirado por casa, aunque ir al bar a tomarte un café no es incompatible con todo lo que quieras hacer ya que en mi caso es cuando más escribo.

   Mi suerte, o no, es vivir en un apartamento ya que si fuese en una casa con terreno también tendría montado un estudio de escultura, pues  la madera y la piedra me encantan.

   Mi conclusión es que solo se aburre el que así él ha decidido.

 

   Feliz tiempo libre al que lo tenga y también al que no lo tenga por motivos laborales ya que es un afortunado en estos tiempos tan cabrones que vivimos gracias a unos hijos de su madre que espero echemos fuera en breve.

 

Antón Barros

Mi mar Atlántico

Si me preguntasen cuantos amores tengo, mi contestación seria que dos, el primero sin duda la familia y el segundo y también sin dudarlo sería el mar.

 Estamos pasando unos días en el camping pegaditos al mar, he buscado en internet hasta que encontré este con piscina y el mar en la puerta, todos los días me despierto a las 8 de la mañana y lo primero que hago es lavarme y afeitarme, ponerme mi chaqueta vaquera y salir corriendo por la puerta del camping  para bajar a la playa a sentarme y observar el mar, pienso en que al otro lado hay gente que como yo también estará sentada  pensando lo mismo, ¿quién estará al otro lado? tantos km nos separan y a la vez nos unen con los mismos pensamientos.

Cuando observo y veo tanta inmensidad de agua llena de vida  conocida y la mayoría por conocer en sus profundidades me siento enormemente pequeño pero también me siento parte como si fuese un familiar aunque algo lejano, de otro pueblo,  ya que en este no podría vivir pero si pasar y hacer mi obligada visita.

Siempre soñé con vivir al lado del mar para no solo verlo en verano cuando todo es tranquilidad y sosiego, quiero ver el mar enfurecido con toda su fuerza en acción,  quiero ver sus inmensas olas, como su espuma blanca lo redecora todo.

Quisiera tener una barca para salir a acariciar sus aguas mientras navego por su superficie, tratando de no lastimarlo y sintiéndome parte de esa enorme masa de agua aunque solo sea por un momento, sumergir mi mano  como si tratase de tocarla bajo su ropa y besarla cuando la ola rompe contra mi barca y me humedece la cara.

El agua del mar que rodea mi tierra es fría hasta en verano, desde que conocí el Mediterráneo, me ha sido imposible sumergirme en el Atlántico por lo fría de sus aguas, desde el año pasado el mar Atlántico me permite bañarme y no sé si es porque con la edad tengo menos sangre y noto menos el frio o si mi mar me empieza a permitir que me sienta a gusto en el ya que nos conocemos desde hace tiempo y sabe lo mucho que lo quiero, respeto y deseo, estoy seguro que esta última opción es la verdadera razón por la que apenas noto que el agua esté fría.

Quisiera ser delfín para poder sumergirme en las profundidades del océano y hacer amistad con las sirenas que como as meigas en Galicia "haber ailas" escuchar el canto de las ballenas, el baile de los bancos de sardinas y el desfile de atunes, los mil colores de peces, plantas, corales y los rayos de sol clavándose y atravesando el agua azul...!como me gustaría ser delfín¡

 

Antón Barros

_____________________________________

LA BARANDILLA 

      

   Cuando mi cuerpo me lo permite y eso es de vez en cuando, salgo por la mañana sobre las nueve o incluso antes a caminar y hacer mi recorrido que varía según mi estado físico con que me haya levantado ese día, ya que un accidente de trafico me dejo muy tocado y dependiendo de eso, lo hago más largo o más corto, pero hay ciertos puntos de la ciudad que independientemente  de la longitud de este siempre paso por ellos y uno está justo enfrente a la piscina del pabellón de los deportes.

   Ahí hay un par cafeterías en torno a una gran rotonda que sirve de entrada a la ciudad, pero el punto al que yo me refiero  es un tramo a media calle donde dos de los edificios están retranqueados con respeto a la línea de fachada de los demás dejando así un hueco entre la acera y dichos edificios de unos cuatro metros  protegido por una barandilla de aluminio gris ya que además tiene una cierta profundidad  y este es un punto fijo de paso los días que salgo a caminar.

   Cuando llego a este punto  voy por el km cuatro, seis u ocho de mi paseo dependiendo del dia y es aquí donde empiezo a subir los dos últimos  hacia mi casa, lo peor siempre me queda al final y eso me pasa por vivir en lo alto de la ciudad y es aquí donde mis tres protagonistas están apoyados en la barandilla  de forma desganada y hablando como a cámara lenta, como cansados de la vida que tienen y les queda y recordando viejas aventuras que nunca se repetirán, vestidos con chándal y algo descuidados como si todo les diese igual, los tres ahí apoyados y mirando a la pared que tienen frente a ellos a cuatro metros como si después de un largo y penoso viaje hubiesen alcanzado el horizonte y ya no quedase más camino dónde ir.

       Dos de ellos deben estar jubilados ya que su cara así lo hace parecer, son similares, de estatura más bien baja, entre que nunca han debido ser altos y que la edad también te encoge,  la cara surcada de innumerables arrugas y tez morena, escasez de pelo, lo que se llama una frente amplia con pelo canoso, los dos son metidos de tripa y lo que junto a las arrugas y moreno de la cara les da un ligero aspecto de marineros.

El tercero con un aspecto similar tiene una gran diferencia, va acompañado de una  bolso con una botella de oxígeno conectada a su nariz por un delgado tuvo que le hace llegar el oxígeno a sus pulmones,  señal de algún problema más bien grave.

   Cuando lo veo lo primero que pienso es que este hombre ha sido una víctima más del tabaco, yo vi como un amigo mío se iba consumiendo  acompañado también de la botella de oxígeno que lo único que hace es aliviarte mientras un jodido final llega, yo a este desconocido conocido le deseo lo mejor, aunque lo veo difícil, hoy cuando pase al lado de la barandilla donde los tres se apoyan y hablan de sus historias, el de la botella de oxígeno estaba fumando un cigarrillo y eso tiene un claro significada, que ya da igual fumar o no y si fuma al menos no tendrá el puto mono que te provoca el tabaco.

   Me gustaría oír sus conversaciones seguramente hablan de sus vidas de las hazañas realizadas en su vida cuando eran jóvenes llenos de fuerza e ilusión por todo lo que hacían, hablarán de sus nietos y de lo bien que les va a sus hijos aunque no sea verdad, pero para que contar las miserias, mejor que los demás piensen que les va muy bien es preferible que te envidien un poco a dar pena.

   Ya he pasado varias veces y nunca está el del oxígeno y me temo lo peor, pero no puedo saberlo. Hoy al pasar los dos colegas están hablando y yo paso a su lado muy lentamente y agudizando mi oído y oigo, "pobre José, que dios lo tenga en el cielo, se lo merece, era un gran tipo, por fin dejo de sufrir, lo echaremos de menos....pues sí, lo echaremos mucho de menos le contesta el colega.

   Ahora cada vez que paso por allí me acuerdo de José y si me fijo veo una silueta trasparente con su botella de oxígeno y su cigarrillo en la mano, algún día pintare la imagen que de él me quedo grabada, espero que haya donde este no tenga mono de tabaco y desde ahí pueda velar por sus amigos de barandilla.

 

Antón Barros

_____________________________________

_____________________________________

Fauna urbana

 

 

Estoy en el parque sentado al sol cual buen jubilado, aunque aún no lo soy, pero si es verdad que por motivos que no vienen al caso tengo una vida similar  pero llena de proyectos y cosas que hacer.


  No me gusta mucho venir por aquí, tengo la sensación de ser una carga para la sociedad aunque haya cotizado más de 35 años, pero no quiero hablar más de mí, no quiero aburrir a las palomas que me rodean.


  Aquí estamos personajes de lo más variado, el jubilado que sale temprano de casa para no oír a la familia decir que se aparte para pasar la aspiradora, pero que luego es el que recoge al niño del cole, trae la barra del pan, vuelve al súper porque no hay sal y el fin de semana te dejan la comida para dos días porque se van a casa de unos amigos y apáñate como puedas.


  Esta el parado de unos 45 años en adelante que lo ves con la mirada al suelo pensando en cómo salir de esta situación y que no sabe cómo llevar algo de comida al plato de sus dos hijos porque a él ya le da igual comer o no y se pasa aquí parte de la mañana después de haber repartido unos cuantos curriculums que ya estarán en la papelera de alguna empresa y el tiempo le sobra y al mismo tiempo también lo está matando, con lo bien que vivíamos, como he llegado a esta situación, si lo único que pido es un trabajo; encima se siente culpable porque la esta sociedad te hace viejo cuando deberías estar en lo mejor de la vida laboral y personal.


  Esta la pareja de abuelos jubilados que van con el nieto, estos son los más felices, ellos jubilados encantados de hacer de canguros porque sus padres tienen la suerte de estar trabajando.


  El vagabundo de profesión que ya despertó y se viene al parque a pasar las horas y pedir una moneda para la siguiente comida ya que en jabón no gasta nada, que no sabes quién tiene más pulgas si él o el perro, siempre lo veras con su flauta y el mencionado can como si fuese el uniforme obligatorio de buen mendigo.


  La empleada de hogar, cuidando en el parque a los niños de ese tipo de gente que les gusta que se sepa que la tienen  y suele ser extranjera e ir de uniforme el parque...me daría vergüenza ser el padre de los niños.

   Y está el que como yo que pasaba por aquí y me quede a ver que historias se cocinaban.


  Resumiendo, si te sientas en un banco y te dedicas a observar, el tiempo se pasa rápido con tantas curiosidades e historias individuales que tú mismo puedes inventar.


Antón Barros

GERMAN

 

Germán, es mi puto ídolo aquí en el hospital, hay cosas que solo se pueden hacer a cierta edad, ya estás de vuelta de todo y todo te la suda.(para quien no lo sepa, Germán es el que anoche no me dejo dormir con sus ronquidos en el hospital).


Supongo que la gran mayoría de vosotros conocéis las humillantes batas que te dan en los hospitales públicos esas abiertas por detrás que por mucho que te empeñes, vas enseñar el canalillo, (culo, trasero o dónde la espalda pierde su nombre) porque en cima tienes que ir sin calzoncillos sino ya no sería humillante, pues bien, Germán lo hace que te cagas, luce canalillo como nadie y es que además lo sabe y creo que se enorgullece de ello y yo lo admiro sobre todo cuando me dice, voy a dar un paseo,... ahí va, lo ves por delante y tiene su porte, con la bolsa de lo meos en la mano cual portátil de ejecutivo y su andar erguido todo un gentleman y cuando pasa a tu altura y lo sigues con la mirada, entonces es cuando lo ves en todo su esplendor, espalda, culo y piernas al descubierto y si te fijas empieza a caminar con más garbo aun como diciéndote, " mira, tengo 89 años y tu culo es tan patético como el mío ,si te ríes también te ríes del tuyo, jilipollas.

Antón Barros

_____________________________________

El arte, mal negocio para el creador

 

 

Los artistas debemos ser los únicos productores que tenemos que pagar para vender y sin garantías de venta con los gastos de transporte y seguro a nuestra cuenta  y si se deteriora algo es nuestro problema.

Recuerdo cuando era joven y trabajaba en lo que salía, por casualidad acabé trabajando durante una época en tiendas de ropa y los empresarios tenían que comprar la ropa, pagarla y venderla, qué pasa con los artistas? por que no se les paga la mercancía? es que nuestro trabajo no lo vale?

Un artista para exponer, tiene que pagar.

Te invitan (pagando) a participar en exposiciones y ferias de arte donde lo que tienes que pagar por colgar un par de obras puede irse de los 1500 € en adelante más transporte y seguro, por cuanto hay que vender una obra para recuperar lo gastado? , ya no digo ganar dinero.

Una vez echando cuentas de lo que me costaba participar en una de estas exposiciones donde debes asistir a la inauguración (hotel,viaje, comida…) o subía los precios o aunque vendiese salía perdiendo.

Seguiré disfrutando de la pintura y antes de perder dinero prefiero divertirme una noche cualquiera de San Juan de una bonita hoguera.

Quizás el mundo del arte necesite ciertos cambios que a los que controlan el tema no les interese pero así no vamos a ningún lado y evidente es la decadencia que el arte está sufriendo.

 

Antón Barros

_____________________________________

_____________________________________

Amanece

 

 

Hoy he vuelto a darme el lujo de adquirir una de esas cosas que no se pueden comprar con dinero, hoy disfruté de un precioso "amanecer".

   Medio me desperté a las 6,30 h. y como en otras ocasiones me disponía a dar media vuelta y seguir durmiendo, pero había una  sutil claridad que entraba por la puerta de mi habitación, llamando con delicadeza como si no quisiera asustarme, tras un breve momento me di cuenta que ya hacía mucho tiempo que no disfrutaba del renacer de un nuevo día y de ese mágico momento en que la noche besa al día y le dice, cuídate, mañana nos vemos.

    En Galicia casi todo tiene algo de magia y el amanecer es uno de esos momentos en los que los malos pensamientos, sueños y demonios  que viven en la noche se van a descansar y nos dejan hasta la siguiente noche.

Antón Barros

_____________________________________

No pretendo que este relato le gusta a alguien, me conformo con que el que a pesar de esta introducción que invita a no leerlo, lo lea, le recuerde en cada momento que se ponga a conducir un vehículo que la vida es muy corta y hay que vivirla en las mejores condiciones posibles y no tentar a la suerte.

Un saludo de uno que no la ha tenido, o sí.

 

UN MAL DIA LO TIENE CUALQUIERA

(Historia basada en hechos reales)

 

Abro las ojos con dificulta, como el lento subir del telón de un teatro en el que va a dar  comienzo  una nueva historia, estoy acostado, mi consciencia se va despejando poco a poco y empieza a procesar lo que va viendo.

          Tengo una ventana a mi derecha, entra la luz justa para que no me moleste, la veo casi de reojo porque hay algo que me condiciona los movimientos de mi cabeza, la habitación es blanca, la pared de la izquierda es una mampara de cristal sin puerta y entonces veo pasar una mujer con uniforme, es una enfermera, ya sé dónde estoy, un montón de flashes comienzan a surgir en mi cabeza, imágenes sueltas.

          Me llevo  la mano al cuello y noto un gran collarín, sigo explorando y entonces me doy cuenta de que algo gordo me ha pasado, me han hecho una traqueotomía y respiro con dificultad, pero muevo los brazos aunque no soy capad de mover las piernas, me pesan y me siento muy débil como para seguir intentándolo.

          Me cuesta respirar, quiero pedir ayuda pero la traqueotomía me impide  hablar y apenas me puedo mover, no me queda otra que esperar a que alguien venga a verme o alguna enfermera tenga que venir  hacer algo y aun así no sé cómo me voy a comunicarme, no soy capaz ni de poner mi cerebro a trabajar y pensar en algo, me ahogo, me siento muy mal, y no hay nadie de mi familia. Pasado un tiempo que me pareció eterno entro una enfermera y como pude le hice saber que me ahogaba señalando mi garganta y el pecho, sentía el pulmón como si estuviese inundado, encharcado, me ahogaba.

 

La enfermera me dice que sí que me entiende y veo como coge un largo y delgado tubo y se aproxima a mí,  ¿pero que va hacer?, pues sí, me lo introduce por la tráquea y lo empuja hasta  el pulmón y entonces comienza a aspirar y librarme de mi ahogo, empiezo a sentirme mejor.

 

Se marcha y me vuelvo a quedar solo y empiezo a intentar situarme y pensar en que me ha pasado.

   Comienzo a tener flashes, me vienen a la cabeza imágenes sueltas, recuerdo arrancar con la moto cuando el semáforo se pone en verde y al llegar al centro del cruce veo con claridad en mi recuerdo como tenía a mi derecha a un palmo de mi un coche no muy grande, creo que de color rojo…. y todo se oscurece.

Me despierto de la pesadilla o realidad, no lo sé, abro los ojos, tengo la cara apoyada en el asfalto y siento que algo no va bien en mis piernas, las toco, en mi semi inconsciencia me doy cuenta de que tengo ambas piernas rotas y la derecha por donde el coche nos alcanzó, la rotura es abierta, noto con mi mano como el fémur asoma fuera, me sorprende no sentir dolor.

   Me agobia no poder hablar, tengo un botón donde poder llamar a la enfermera y la llamo constantemente, me cuesta respirar y me siento muy cansado, me quedo adormilado y pasa algo más rápido el tiempo, no sé nada de Carmen  no sé cómo esta del accidente y no puedo hablar para preguntar.

   La enfermera me informa de que en la UCI  solo hay una  visita al día y por poco tiempo, no tengo reloj así que pregunto a la enfermera señalando mi muñeca la hora y aún falta un buen rato para tener mi primera visita y enterarme un poco más de todo.

   Por la puerta entra Carmen y siento un gran alivio, está bien aunque me cuenta los problemas que ha tenido y que tiene con la rodilla derecha donde impacto el coche, también me voy enterando de todo poco a poco ya que la dejan estar poco tiempo y yo no puedo hablar, por lo tanto no puedo preguntar.

   Hoy es mi segundo día desde que me desperté, me entero que hace casi un mes que estoy ingresado por lo demás todo sigue igual, mis dificultades para respirar, las aspiraciones de pulmón que aunque desagradables  me alivian un tiempo hasta que este vuelve a encharcarse y la enfermera que no para de decirme que he de toser para limpiar, que no me puede estar aspirando constantemente, este problema me entero más tarde que ha sido debido a un contagio hospitalario, una neumonía  que casi acaba conmigo.

   Sigo sin poder hablar y supongo que hasta que no me vuelvan a cerrar la tráquea no podré hacerlo y para eso aún falta,  ya que mis pulmones no dejan de encharcarse.

   No puedo mover mi cuerpo y la cabeza muy poco porque con todo lo que tengo puesto entre collarín, tubos y la traqueotomía, no me lo permite.

   Estoy totalmente prisionero me siento indefenso no podría hacer nada por mi mismo en caso de necesidad, ¡que impotencia!

    Hoy me han mirado los puntos que tengo en ambas piernas, parece que todo va bien, que siga así.

   Ya han pasado varios días y me han visitado mis padres, Carmen todos los días y ayer vino mi cuñado, yo trato de explicarme por señas o escribiendo en una libreta que pedí para ello porque sigo sin poder hablar y no sé porque mi cuñado entro se dirigió a mi haciéndome señas y yo tratando de decirle que me hablase que oír aun oía, pero el insistía en explicarse por señas, cansado de tratar de decirle que me hablase le tuve que pedirle la libreta y el bolígrafo para escribirle que yo no era sordo, solo mudo temporalmente, en cuanto lo leyó nos reímos los dos, era mi primera sonrisa desde que desperté.

 

   Por fin llego el día, la neumonía ya va mejor y me van a cerrar la tráquea y eso significa que podré hablar pero me han dicho que a ver como evoluciono, a ver si puedo tragar sin dificultad.

   Llega la hora de visita y nadie sabe que ya puedo hablar así que les daré una sorpresa y la primera es mi hija y luego Carmen y todos hemos llorado, fue fantástico poder hablar con ellos el mejor día desde que desperté, !YA PUEDO HABLAR!.

   Pasan los días en la UCI y yo me recupero lentamente de mi neumonía  y mis cicatrices van curando de la operación a que han sido sometidas mis dos piernas para llenarlas de clavos y tornillos para tratar de recuperarlas, más tarde me dijeron que por un contagio hospitalario tenía una infección sanguínea por la que no me podían operar y estuve con riesgo de perderlas al igual que la neumonía también la había pillado en el hospital, resumiendo, el accidente me produjo roturo de ambas piernas con rotura abierta de la derecha y rotura por estallido de las vértebras cervicales c1 y c2  si eso fuese poco he tenido infección sanguínea y neumonía  por contagio hospitalario con  una traqueotomía de urgencia por qué me ahogaba, vamos que si no te matan en el accidente te pueden matar en el hospital, aunque yo no puedo hablar mal, me han tratado genial.

   Llego el día, hoy me  pasan a planta, las cosas van evolucionando poco a poco, pero sigo sin poder moverme, desde que desperté sigo en la misma postura y no puedo girarme y cambiar de posición, el culo y la espalda las tengo reblandecidas y me tienen que dar cremas para que no se me hagan heridas, daría lo que tengo por cambiar la postura, pero es imposible, no puedo con las piernas y además estoy cagado de miedo si lo intento.

   Tengo dos compañeros más en la habitación, el que está al lado de la ventana tiene unos ochenta años, hace tres días lo operaron de una cadera y ya camina y yo casi cuarenta años menos y no me muevo, que envidia me da, no así el señor del medio que también es muy mayor y se le ve muy mal, tengo un mal presentimiento que se confirmaría días después, así que el panorama no era muy agradable en la nueva habitación.

  Otro tema muy desagradable era no poder ir al baño, ¡lo que daría por poder sentarme en  un wáter!, esto es algo que hasta que te falta nunca lo piensas, a mi me era imposible defecar en una cuña de esas que te meten bajo el culo, no podía y la única alternativa era y fue ponerme pañal y después una enfermera te lo quitaba y limpiaba, ¿sabéis lo humillante que llega a ser eso?, que mal lo he pase con eso y luego la sonde metida en el  pene y no ducharme ni afeitarme por culpa del collarín, el pelo greñoso, una mierda todo esto y no hago mención a mis dolores los cuales años después van a más.

 

   Y llego el día de empezar a rehabilitar las piernas. Es increíble con la inactividad te deja las articulaciones totalmente rígidas, no doblaba las rodillas ni un grado, me quede alucinado ya que la rehabilitación es que una fisioterapeuta te las doble a cojones cada vez un poco más y yo agarrado a la barra que hay encima de la cama y apretando los dientes para intentar suavizar el dolor y fueron pasando los días, rehabilitándome, cagando en un pañal y llorando por las noches por lo que me había pasado y el mal trago que mi familia estaba pasando y al mismo tiempo dando gracias por estar vivo y la suerte al mismo tiempo de tener mis piernas y no quedarme en una silla de ruedas de por vida ya que eso hubiese sido lo más lógico con las lesiones vertebrales que he tenido.

 

   Pase mi cumpleaños en el hospital y ya estaba la navidad cerca, ya me había hecho a la idea de pasarlas allí pero me mandaron a mi casa unos días antes y os aseguro que me daba miedo irme del hospital, no sabía cómo podríamos arreglarnos Carmen y yo solos, ya que yo no podía ponerme en pie aun y tardaría al menos dos meses en empezar a probar muy poco a poco a hacerlo, imaginaros, subirme y bajarme de cama, sentarme en el wáter y levantarme, un monto de problemas y solo Carmen para ayudarme.

 

   Y  llegue  a mi casa, pero eso es otra  historia que duraría año y medio de problemas, sufrimientos, recuperación y superación tanto a nivel físico como anímico.

 

   Acordaos de esta historia al subir a un vehículo.

 

  Antón Barros

bottom of page